El japonés Seiya Tsutsumi defendió con éxito su título mundial WBA del peso gallo (118 lbs) al imponerse por decisión dividida al legendario filipino Nonito “The Filipino Flash” Donaire, en un combate vibrante celebrado en el Ryogoku Kokugikan de Tokio. Las tarjetas, 112-116, 115-113 y 117-111, reflejaron lo cerrado de una pelea que fue dramática hasta el final.
Donaire, a sus 43 años, buscaba convertirse nuevamente en uno de los campeones mundiales más longevos de la categoría, y durante los primeros asaltos pareció encaminado a lograrlo. El filipino inició con precisión quirúrgica, utilizando su jab y su derecha recta para marcar el ritmo y mantener a Tsutsumi incómodo. Su experiencia se hizo notar: controló la distancia, anticipó los ataques del campeón y conectó golpes limpios que le permitieron tomar ventaja temprana en las tarjetas.
El momento más crítico para Tsutsumi llegó en el cuarto asalto, cuando Donaire lo estremeció con una derecha poderosa que lo dejó visiblemente lastimado y con las piernas debilitadas. El japonés llegó a su esquina con signos de preocupación, mientras el público contenía la respiración ante la posibilidad de una remontada histórica del filipino.
Sin embargo, el campeón mostró resiliencia y ajustes tácticos. A partir del quinto round, Tsutsumi comenzó a recuperar terreno con combinaciones más fluidas, mejor manejo de la distancia y un ritmo más constante. Su derecha recta encontró espacios y su movilidad le permitió evitar los ataques más peligrosos de Donaire. El japonés fue creciendo en confianza y volumen de golpeo, inclinando la pelea a su favor en la segunda mitad del combate.
Los intercambios en los asaltos siete y ocho fueron especialmente intensos, con ambos boxeadores conectando manos claras y demostrando por qué este duelo generó tanta expectativa. Donaire, aunque combativo hasta el final, comenzó a mostrar señales de desgaste, mientras Tsutsumi mantuvo un ritmo más estable y efectivo.
Al sonar la campana final, la incertidumbre se apoderó del recinto. La tarjeta de 116-112 para Donaire reflejó su gran inicio, pero las otras dos, 115-113 y 117-111, para Tsutsumi premiaron la remontada del campeón y su dominio en los asaltos decisivos.
Con esta victoria, Tsutsumi logra la segunda defensa exitosa de su reinado y se mantiene invicto, consolidándose como una de las figuras emergentes del peso gallo.
Para Donaire, la derrota abre interrogantes sobre su futuro. Aunque no logró romper su propio récord como campeón más longevo de la división, dejó claro que aún posee calidad, valentía y competitividad a un nivel que pocos boxeadores de su edad pueden sostener.
La noche en Tokio confirmó dos realidades: Tsutsumi es un campeón legítimo con capacidad de adaptación y corazón, y Donaire sigue siendo una leyenda viviente capaz de poner en aprietos a cualquier rival, incluso a los mejores de la nueva generación.








